Fuerteventura y sus nativos
Antes de la llegada de los conquistadores.
Toponimia de Fuerteventura.
Tradicionalmente, se ha atribuido el topónimo Fuerteventura al azote del viento o los riesgos de la peripecia náutica. También «fuerte ventura», haría referencia a gran fortuna, riqueza o prosperidad.
En el planisferio de Angelino Dulcert de 1339, aparece mencionada como: «Forte Ventura», toponimia que irá cambiando según avanza el siglo xiv hasta escribirse junto. Una de las teorías más aceptadas en la actualidad sobre el origen del nombre de la isla es que deriva de la denominación por la que los romanos conocían a Canarias: Fortunatae Insulae o Islas Afortunadas.
El nombre indígena de la isla, antes de su conquista en el siglo xv, era Erbania, dividida en dos comarcas (Jandía y Maxorata), de donde deriva el gentilicio majorero (originalmente majo o maxo). Aunque hay autores que mencionan también el nombre Maxorata como topónimo aborigen de toda la isla y que significa «los hijos del país».
Según la obra Naturalis Historia de Plinio el Viejo, los romanos conocían la isla con el nombre de Planasia.
Con estas palabras describía Fuerteventura Miguel de Unamuno al poco de llegar a la isla, donde permaneció desterrado durante unos meses en 1924.
Esta inafortunada isla de Fuerteventura, donde entre la apacible calma del cielo y del mar escribimos este comentario a la vida que pasa y a la que se queda, mide en lo más largo, de punta norte a punta sur, cien kilómetros, y en lo más ancho, veinticinco. En su extremo suroeste forma una península casi deshabitada, por donde vagan, entre soledades desnudas y desnudeces solitarias de la mísera tierra, algunos pastores. A esta península se la conoce por el nombre de Jandía o de la Pared. La pared, o mejor, muralla, que dio nombre a la península de Jandía, y de la que aún se conservan trechos, fue una muralla construida por los guanches para separar los dos reinos en los que la isla Majorata, la de los majoreros, o sea Fuerteventura, estaba dividida, y para impedir las incursiones de uno en otro reino. Y he aquí cómo este pedazo de África sahárica, lanzado en el Atlántico, se permitía tener una península y una muralla como la de China, en cuanto al sentido histórico.
Miguel de Unamuno
Geomorfologia de Fuerteventura
Fuerteventura, junto con la vecina isla de Lanzarote, es de las más áridas de las Canarias, además de ser la más cercana a la costa africana (a 97 km). Tiene una superficie de 1659 km², que la convierte en la segunda isla más extensa del archipiélago —tras Tenerife—, y es la de mayor longitud de Canarias al superar los más de 100 km de norte a sur. Al noreste, a poco menos de 2 km, se halla la pequeña isla de Lobos, perteneciente a Fuerteventura, con una superficie de 4,58 km².
Fuerteventura exhibe extensas planicies, fruto de un intenso proceso erosivo a lo largo de su historia. Es la isla más antigua del archipiélago, habiendo experimentado numerosas erupciones volcánicas. Según establece la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos, 47 695 ha de la isla de Fuerteventura están ocupadas por 13 espacios naturales protegidos, como las zonas cubiertas de lava del Malpaís Grande y Chico, el lugar de interés científico localizado en el Saladar de Jandía o el monumento natural de la Montaña de Tindaya, por ejemplo.
En la zona central se encuentra el macizo de Betancuria, con una cota máxima de 762 m en el Pico de la Atalaya. Al sur se hallan el istmo de la Pared y la península de Jandía, con el pico de la Zarza a 813 m de altitud. Este último es el monte más elevado de la isla.
La longitud de costa de Fuerteventura es de casi 326 kilómetros, de los cuales 77 son de playa, lo que la sitúa en segundo lugar en cuanto a longitud del litoral, tras Tenerife, y en primer lugar en lo que respecta a perímetro de playas de las islas.
En torno a las dos terceras partes de las playas de Fuerteventura14 son largas y de arena blanca o negra, siendo el resto de cantos rodados o mezcla de cantos y arena. Pájara, al sur, cuenta con 136 km de costa.
En el municipio se encuentran las playas de la península de Jandía, las más extensas de Canarias, que van desde Costa Calma, pasando por Esquinzo-Butihondo, Morro Jable y el Puertito de la Cruz, hasta la Punta de Jandía, por la zona de Sotavento y desde la Punta de Jandía, pasando por Cofete hasta La Pared, por la zona de Barlovento. Al norte, con 90 km, La Oliva es el segundo municipio en longitud de costa de la isla, donde destacan las dunas de Corralejo, El Cotillo y Majanicho. La costa está jalonada por varios faros, entre los que destaca el faro de La Entallada por su arquitectura y por sus 196 m de altitud sobre el nivel del mar, que lo convierten en uno de los más elevados de las islas.
Clima
De acuerdo con la clasificación climática de Koppen, el clima es árido cálido (BWh) en la mayor parte de la isla de Fuerteventura, dándose el clima semiárido cálido (BSh) únicamente en dos pequeñas franjas en el centro y sur de la isla.
Las precipitaciones son escasas, situándose en casi toda la isla por debajo de los 200 mm, bajando de los 100 mm en algunas zonas costeras, especialmente del sur, y siendo mayores en zonas como el macizo de Betancuria, cordillera de Jandía, y los altos de las montañas de El Cardón, La Muda y El Aceitunal.16 Fuerteventura, junto con Lanzarote son las islas más áridas del archipiélago canario. Debido a la baja altitud que presentan estas islas no retiene las masas de aire húmedo, como sucede en otras islas del archipiélago. También la cercanía de la zona de altas presiones de las Azores determina el clima en Fuerteventura. Los vientos dominantes son del noreste o del norte.
El clima en el Macizo de Betancuria (762 m), la Cordillera de Jandía (807 m), y los altos de las montañas de El Cardón (616 m), El Aceitunal (686 m) y La Muda (689 m), presentan notables diferencias pluviométricas y térmicas con respecto al resto de la isla. Las formaciones de nubes son más frecuentes y la humedad más destacable.
Un fenómeno común a todas las islas pero con mayor incidencia en las orientales, debido a la proximidad de la costa africana, es la calima, nombre por el que se conoce en Canarias al polvo en suspensión generado por las tormentas de arena del Sahara, que llega a las islas traído por el siroco.