Podemos imaginar que, hubo una vez alguien que se aventuró a subirse a bordo de la vida, sin un manual de instrucciones, sin saber cómo ajustar las velas por la mañana, tarde o noche, maniobrar o cambiar de bordo, de babor a estribor. Queriendo ir a muchos sitios con rapidez, fuerza y entusiasmo, aun sabiendo que podía dejarse la piel o parte de ella por el camino o travesía SIN NOTAR DOLOR. También, les invito a seguir imaginando, que muchas veces los sueños son tan grandes, QUE DESPIERTA ALGO, llamado VALOR, y que este, el VALOR, supera al miedo y te lanzas a la vida, sin tener en cuenta los “contras”, pues solo piensas y crees que los “pro” es lo único que te encontrarás por este camino inundado de olas, llenos de crestas, corrientes, movimiento, tormentas, sol abrasador y mil diferentes momentos que te exprimirán para sacar de ti una parte escondida en las bodegas de tu barco, escondido en la sala de máquinas, escondido en cada tambucho que se distribuyen a lo largo de la eslora, en la cubierta principal o en cualquier otra. Cada momento sacará lo que mejor guardado llevas por dentro, en el interior, en superficie o incluso sin guardar… pero, sí, cada vez que la vida te lo pida, sacará algo que no podías imaginar, que está ahí y existe, solo hace falta que te exijan “eso” para que lo saques y lo uses como un auténtico salvaje concentrado en su supervivencia.
Si, podríamos decir que así somos, que así soy, como este océano que estamos recorriendo… salvaje y amable, plano y con rebozo, con fuerza e intensidad, revuelto y roto, claro y profundo, vivo, alto, frío y cálido, con fumeque…lleno y vacío.
La corriente, me acompaña a cada instante por los diferentes veriles… y después de dar vueltas, desde aguas bajas y serenas en tierra de vergeles, cruzar orillas, andando descalzo por la ciudad de la Esbelta Torre, donde me abrazó el sol y me despedí de este por algunas primaveras, me alzo mirando el horizonte pidiendo atardeceres largos llenos de luz y … que el sol me vuelva a abrazar junto al mar, junto a mi barco y junto a mi nueva gente… llego a Canarias, donde lo aprendí, lo experimenté y lo viví la mar, el mar o mar canario…
Somos equipo de personas que amamos la mar, tanto desde tierra como desde la cresta de cualquier ola que nos suba en su lomo.
Venimos de diferentes partes, somos de estas tierras insulares, somos de nuestros amarres, de nuestros puertos y de nuestros horizontes con muchos horizontes…